Prácticas Laborales: que sepas que el final no empieza hoy…

Por Ingrid Castellanos Morell, estudiante de periodismo

Trabajar en una corresponsalía de televisión comunitaria no es tan sencillo como parece.

Aunque no fuimos los primeros estudiantes que acogió el municipio de Vertientes, pues Lizet, Eliécer, Gretel, Dayessi y Rogelio pasaron antes, sentimos un poco de temor ante el reto.

El escaso colectivo de la televisión vertientina desde el primer momento puso a nuestra disposición todos sus medios y confianza. No podíamos creer que detrás de esos 27 minutos que cada sábado se transmiten estuvieran solamente las manos de tres personas y algunos colaboradores.

Igual sorprendió el reducido espacio que funciona como estudio, redacción, sala de edición, recibidor, salón de reuniones y hasta etcétera. Allí se las ingenian semana por semana los realizadores del canal 41 para hacer mucho con poco.

Llegaron entonces las experiencias. Cada cobertura fue una suerte de sorpresa que escondía todo tipo de aventura, nunca sabíamos con certeza qué nos esperaba. Lo mismo montamos a caballo que en una tractolva arrocera, que nos enfangamos capturando los mejores planos o compartimos con los campesinos de una cooperativa.

Cuando el sol alcanzaba su punto más alto nos agarraba en medio de un campo de arroz o en la playa.

El mes de prácticas llegó a su fin, pero lo que aprendimos nos acompañará siempre. En nosotros quedará el perfeccionismo y la constancia del editor,  la pericia del periodista para el pluriempleo o la moraleja de que un comunicador no solo debe ser un buen profesional sino también un buen ser humano, siempre más cerca de la gente.

En la corresponsalía de Vertientes no faltaron nunca para nosotros los buenos consejos, las bromas, las discusiones por el equipo de futbol preferido, las maldades y algún que otro regaño. Nos vamos pero sabemos que podemos regresar cuando queramos.

Para nosotros, los estudiantes de periodismo, las puertas de las estaciones televisivas comunitarias estarán siempre abiertas.